Una de mis escenas preferidas en el film es cuando Antonio Ricci, lleva a su hijo Bruno al restaurante a cenar y ver la cara de satisfacción del niño comiendo se sus mozzarella a pesar de la situación de no haber encontrado al que le robó la bicicleta a su padre y utilizar sus pocos ahorros para cenar; considero que es un bonito acto.
-Jeannette Mora