Reseña de “Le fante ignoranti”

Al comenzar “Le fante ignoranti” (2001), insinué que trataría sobre la infidelidad y cómo cada lado interpreta esa relación amorosa, pero la relación de Antonia y Michele es mucho más complicada. Antonia siente un gran dolor al enterarse que su difunto esposo Massimo tuvo un amante por siete años, pero al progresar la historia, ella entiende que los sentimientos de Michele fueron igual de reales e intensos que los de ella. Ambos sufren la pérdida de su pareja, por lo que forman una amistad profunda en la que se consuelan y se aprecian. Otro aspecto que es resaltado es el concepto de “found family” en la comunidad LGBT, algo común entre las personas queer ya que, con frecuencia, son rechazadas por sus familias biológicas. Este concepto es representado por los diversos personajes que viven o interactúan con Michele, uno de los mismos siendo Mara, una mujer trans que incluso explica su dificultad de enfrentar a su familia, debido a que no conocen de su transición. El filme también habla sobre el sida (VIH) con el personaje de Ernesto, quien padece de la enfermedad al ser transmitido con ella por su pareja. Aun cuando los hombres gay tienen un riesgo más alto de contraer VIH, por años la comunidad gay ha sido discriminada por el estigma y falta de conocimiento sobre la enfermedad, la manera en que se transmite y de los avances en la medicina que se han realizado para tratar la enfermedad. Aprecio el buen trato que recibieron estos temas que afectan a la comunidad LGBT en la historia, en especial si tomamos en cuenta el hecho de que el filme se estrenó hace dos décadas. Considero que, aun en el presente, podemos tomar lecciones valiosas de esta película sobre el dolor, encontrar quién eres y lo hermoso de tener una familia que afirme y apoye tu humanidad. 

Por Adriana A. Román Montalvo

Reseña de Roma città aperta

Es impresionante pensar que esta película fue filmada poco tiempo después de los eventos reales en los que se centra su historia. Los filmes que ha producido Hollywood sobre pandemias y cuarentenas no son de mi agrado luego de la crisis global de salud por la que hemos pasado, lo cual me hace empatizar con el público italiano y su disgusto al momento de estrenarse “Roma città aperta” en 1945. No obstante, admiro el deseo de Roberto Rossellini de contar historias reales y necesarias para el mundo, como un verdadero artista. Este vio la necesidad de crear contenido que reflejara la situación del país y sus habitantes, y no una falacia ideal de la cual nadie pudiese identificarse. En una historia sobre miembros de la Resistencia en contra de los Nazis ocupando la ciudad, niños que pierden su infancia obsesionados con la idea de “derrotar al enemigo”, un padre católico cuya fe es cuestionada por el bien mayor y un pueblo hambriento, vemos como todos los personajes estan conectados por el dolor y sufrimiento que sienten por una guerra que no parece tener fin. Este elemento melancólico se hace sentir a través de la película entera, con la muerte insensible de Pina en el medio de la calle, la tortura de Manfredi y el inevitable fusilamiento de Don Pietro. El filme es explícito en lo que trata de transmitir: presentar la realidad de la época de la manera más honesta posible.

Por Adriana A. Román Montalvo