por Adriana Sálico
Es una película sumamente extraordinaria que vería una y mil veces. Es graciosa y conmovedora, donde los actores fueron los que le dieron vida. Cada uno supo transmitir lo que su personaje requería. Sin embargo, uno de los mejores actores que supo hacer bien su personaje fue el actor y director de la película, Roberto Benugni, quien hacía de un personaje que era mesero y padre. Lo más bonito de su personaje es que siempre tenía esperanzas y siempre buscó lo bueno dentro de todo lo malo que le estaba sucediendo a él y a su hijo cuando fueron llevados al campo de concentración de los Nazis.