per Adriana Sálico Méndez
Esta película me gustó mucho porque enseña el amor que se le puede tener al cine desde tan pequeño, como sucedió con uno de los protagonistas, el niño Salvatore. Este se hace amigo del que proyectaba las películas en el cine y le enseñó el detrás de cámaras de cada una. Sin embargo, no me gustó la escena final, donde explosionan el cine para covertirlo en un estacionamiento.


