Rosselini filmó ‘Roma Città Aperta’ en las calles abiertas de la posguerra. Sus recursos para hacer películas eran limitados, como es evidente en la película, ya que usa iluminación natural, actores no profesionales y un sistema de sonido delicado), pero solo le da a la película un aspecto rígido y más auténtico que hace que la atmósfera sea más aterradora y la experiencia más real. La mayoría de los ‘accesorios’ e incluso muchos de los soldados nazis eran reales. A diferencia de muchas películas históricas, esta hace lo correcto por los hechos históricos (a pesar de que es una obra de ficción).
Lo más sobresaliente es la convincente narración de Rosselini. En lugar de mostrarnos una cuenta documental (debido a la falta de equipos de filmación), nos da una conmovedora historia de resistencia. También me impresionó la forma sutil en que sacó a la luz personajes como la homosexualidad de los nazis. También extrae maravillosas actuaciones de sus actores. Aldo Fabrizi y Anna Magnani se destacan. El puntaje de fondo (aunque se usa mínimamente) agrega algo de melodrama pero no de una manera pobre.
Si uno puede mirar más allá de la pobre tecnología de la película, ‘Roma Città Aperta’ es una de las películas más poderosas de su género. Aunque la película puede deprimir y, en algún momento, horrorizar al espectador, el final es profundo y esperanzador. Al final, es una historia sobre miedo, coraje, integridad y esperanza.